Si
bien es cierto que desde muy niña mi atracción por la lectura fue
para mí el principal motivo de aprendizaje -aún
recuerdo que la primera obra que leí de la famosa colección del
escritor Emilio Salgari fue “Pescadores de ballenas”
(tendría 9 años)-,
fue
el inicio de mi gran afición por conocer mundos insospechados y
personajes a los que aún recuerdo con admiración y cariño.
El
gran “Gabo” fue para mí uno de mis predilectos.
No
olvido como fui incursionando en “Cien años
de soledad”
con ”Macondo”, su ciudad preferida e imaginaria en la obra. Y más
aún, para entenderla mejor, la volví a leer más
tarde; lo mismo que “Crónica de un muerte anunciada” que me
llegó al alma por la sin razón de todo un pueblo que a
pesar que sabía
que el personaje principal e inocente iba a ser asesinado, nadie dijo
nada. Me dejó con un sabor de amargura e impotencia.
Aún
conservo una despedida del gran escritor hace algunos años atrás,
cuando se le descubrió una enfermedad incurable. Sus palabras
profundas, su valentía ante lo inevitable y el amor a sus lectores
que reflejan esas líneas, lo hacen inolvidable para mí.
Ya
descansa en paz, pero
su legado quedará para siempre en mi corazón.
Adiós
mi gran amigo (tengo
las lágrimas en el filo de las pestañas).
Los
quiero a todos,
Cucha
21
de abril del 2014
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